Trump: Ratificando el embargo

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Las medidas llevadas a cabo por el presidente Trump la semana pasada con respecto a Cuba son muy acertivas pero irracionales. ¿Por qué? Tras la presidencia de Barack Obama, los Estados Unidos no estuvo muy envuelto en asuntos en América Latina. De hecho, ni siquiera intentó mediar directamente en el proceso de paz entre el Gobierno Colombiano y las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC). Sin embargo, entre las poquitas acciones que realizó en su patio trasero destaca la inclusión de Venezuela en la lista de países que patrocinan el terrorismo y el restablecimiento de las relaciones diplomáticas y comerciales con Cuba a pesar del embargo que aún pesa sobre la isla. El primer caso era de esperarse ya que Venezuela entrena miembros de Hezbolá y otros grupos terroristas tanto en su territorio como en Isla Margarita. También, el Cartel de los Soles, liderado por generales del ejército venezolano y el expresidente de la Asamblea Nacional, Diosdado Cabello, importan cocaína para ser exportada al resto del mundo desde el Líbano. A pesar de ello, el segundo escenario fue una movida histórica tras más de 50 años de ruptura comercial y diplomática entre el símbolo del marxismo-leninismo en América y la potencia más poderosa, militar y económicamente hablando, del mundo.

Gracias a la mediación del Vaticano, Cuba y Estados Unidos lograrían el flujo bilateral de sus ciudadanos, se permitiría el que empresas estadounidenses en ciertos sectores pudieran negociar con el estado cubano a través del Grupo de Administración Empresarial, SA (GAESA), se logró el regreso de la banca estadounidense a Cuba a través del uso de ATM y tarjetas de crédito, etc. Con la llegada de Trump, y gracias a que el voto cubanoamericano en el estado de la Florida fue clave para su victoria, las cosas parecen haber cambiado. Entre las medidas que el presidente Trump ha realizado destacan: la no reimplantación de la política “pies secos-pies mojados,” el no nombrar un embajador en Cuba, aunque no se cortará las relaciones diplomáticas, se ratifica el embargo sobre Cuba y se prohíbe el que empresas estadounidenses negocien con GAESA. GAESA es el consorcio empresarial de los militares cubanos y al igual que en Egipto, esta entidad militar es un ente clave en la economía del país. Desde el asfalto hasta el alquiler de edificios por parte de empresas como Marriot, GAESA es un omnipotente en todo el sentido comercial y económico de Cuba. Por lo que la prohibición de negociar con GAESA va a llevar a que probablemente muchos proyectos de inversión estadounidense en Cuba, a pesar de ser fomentados por la reducción a un 30% de las contribuciones corporativas en Cuba, se vayan al zafacón. Interesantemente, esto es algo bueno para Puerto Rico si en la isla se reducen las contribuciones corporativas e individuales. Aunque esto es algo muy improbable ya que desde el 2006 las financiaciones de las líneas de crédito emitidas por el Gobierno de Puerto Rico dependen en gran medida de estas medidas impositivas.

Retomando el tema, esta nueva movida con respecto a Cuba es una manera de pagar de vuelta, en acciones, a la diáspora cubana en la Florida que le dió la victoria a Trump. Apoyo esta idea ya que como demuestran las estadísticas, los cubanoamericanos en la Florida se están moviendo más hacia el Partido Demócrata. Estas medidas no creo que empoderarán al pueblo cubano, aunque afecten al régimen, ya que les aislará más del mundo real que les rodea.

Personalmente, creo en el embargo. Pero no podemos negar que las movidas de Obama tuvieron efectos de presión mediática e internacional sobre el régimen. Me parece hipócrita que mientras se llega a un acuerdo militar con Arabia Saudí por $100 billones de dólares y mientras se venden 36 aviones F-15 a Qatar, en plena crisis con sus vecinos, no se pueda buscar integrar a Cuba en el mundo de hoy poniendo en apuros al régimen. No me cabe la menor duda que el embargo que Bill Clinton impuso, en su día, fue efectivo. Pero ni la Invasión de Bahía de Cochino en 1961 y ni la caída de la Unión Soviética acabaron con el régimen de los Castros. Por lo que es evidente, que solo con una nueva generación política en el país quizás veamos a Cuba adentrándose en las realidades “imperiales” y económicas del resto de los países. Pero esto lo comprobaremos el día en el que muera Raúl Castro. Quizás pueda ocurrir lo mismo que en España con la muerte de Francisco Franco. Solo hay que esperar.

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